domingo, 28 de junio de 2009

DIOSA LAKHSMI




Lakshmi es la diosa hindú de la buena fortuna, de la felicidad y de la belleza. Ella emergió de un océano de amrita (néctar divino). Usualmente se la representa con cuatro manos, en dos de ellas sostiene flores de loto y en las otras dos ella ofrece el regalo del bienestar y de la prosperidad. En ella se materializa el ideal femenino de la belleza. Es una bella joven con su largo y negro cabello, brillante y suelto, vestida con un sari carmesí con los bordes dorados. Si bien a Lakshmi se le representa definitivamente como a una joven esposa. Es la consorte de Vishnu, ella lleva la tilaka roja de la mujer casada sobre la frente y quizás también el polvo rojo llamado kum-kum en la raya del pelo; además de las diversas piezas de joyería: collares, brazaletes, tobilleras, pendientes y, por supuesto, el aro en la nariz con incrustación. Lakshmi está sentada sobre una enorme flor de loto, generalmente rosa o blanca. Imágenes y pinturas de Lakshmi se encuentran también en el hogar. Lakshmi es probablemente la divinidad del hogar más popular en la India. A la buena esposa se le llama “Lakshmi”. Si una mujer es alegre y trabajadora, si es buena cocinera, ama de casa y madre; y si los asuntos de su marido prosperan, entonces le dirán a éste sus amigos: “tu mujer es una verdadera Lakshmi” o “la diosa de la fortuna seguramente ha entrado en tu casa” - en otras palabras, tu mujer te ha traído suerte.
Aparte de estas manifestaciones populares, el simbolismo de Lakshmi es mucho más profundo. En su iconografía se la representa de pie o sentada sobre una flor de loto, que significa pureza espiritual. Según los grandes Yoguis si no estamos afianzados en la pureza interior no podemos disfrutar del don que Lakshmi representa: el tesoro espiritual de la iluminación. Es por esto que es la divinidad central del Dêpavali o fiesta de la luz, la luz infinita del alma, la luz que disipa la oscuridad de la ignorancia, la luz que aclara el camino hacia la autorrealización, que es la fortuna más grande a la que podemos aspirar, la paz interior.

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